Los ojos de los depresivos son el pozo de la dura muerte
Los ojos de los suicidas
tienen esa sombra lúcida
en los párpados de la muerte
Aquella que no los toma
pero tampoco los deja
Los ojos de los suicidas
tienen un brillo pálido
de estrella recién caída
y piel recién cortada
Cargan demasiados
desvelos con pastillas
fardos de vida
ojeras que visten
según el día y la ocasión
de la semana
Las fuerzas se les gastan
aunque no salgan de cama
La profundidad de su voz
parte las esquinas
de sus casas
Los suicidas son
como la sensación fresca
de atrapar agua con los dedos
el césped recién arrancado
Silenciosos
Sonrientes
Sobreviven
Sobreviven
Sobreviven
Hasta que el sonido
de un golpe seco
los alcanza
Pequeñas puertas
sin ventanas
son sus ojos
Los que contemplamos
la tristeza desde fuera
desde un gran vidrio
vemos
siempre
una lluvia
pertinaz y fina
ajena
que no nos toca
ni nos moja
Son un poema
irreconocible
Nosotros
los que quedamos
abrazaremos
esos ojos
donde no hubo
nada que poder hacer
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