Un poema sin la palabra masturbarse







Cada vez por las noches y  por las mañanas
 el cuarto de una mujer
 es habitado por colibríes
¿qué si no?


Esas criaturas veloces
como el palpitar del corazón
y la misma sangre


 No parece ser importante
que el cuarto de la mujer
sea una mujer soñada
o una mujer que apenas nace
o una mujer que apenas muere

Los colibríes están allí
para lamer su tierno deseo
sus labios lánguidos
sus piernas abiertas

Los colibríes entran por la ventana
para recordar al hombre que se tuvo
y al que se ha olvidado
y al que quizá la ha abandonado

-Nada es por siempre-
cariño

Los colibríes entran veloces
sustituyendo a un hombre
que no supo libar
como los colibríes


Por ello están allí
todo zumbido
todo aleteo y color

Entonces a uno le dan ganas de agradecer
por todo lo que esta vivo
comenzando desde el útero
hasta la punta de los pies

Los colibríes baten sus alas
lo más rápido
la velocidad de la luz
es nada

Todas las mujeres se recuestan
y piensan como olvidar
como se siente
comerse un cuerpo

Todas las mujeres saben y presienten
que al final
siempre será la muerte

Es por ello
que entierran en su cuerpo
aquello del cabeza contra cabeza
aquello del cuerpo de diosa
aquello de los gemidos

Es por eso
que la habitación
está repleta de colibríes
¿qué si no?
es mas fuerte
que el deseo
de estar absolutamente
 sola

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