Un santuario para Silvia Plath, Anne Sexton e Idea Vilariño

Un rezo silencioso receloso de sus palabras. Esa caída graciosa hacia la muerte siempre. El reproche preciso algo que palpito en la palma de la mano la vida misma las plantas,los hijos, las galletas. Todo este vacío se llena con la soledad de tu reflejo. Tanto amor para tan poca muerte Tanto sol para este poquito fin. Los vasos estrellados violentamente astillas de vidrio en el piso inútil de los esposos,los amantes. Malos amantes de toda la vida la muerte el tiempo y tú reflejo. Un vendaval suave en estivo un soplo tremendo huracán de primavera. Los malos amores dan a la luz los mejores poemas cuando sangran las manos cuando en soledad estás acompañada. Rutilante Llanto Sosegado Escribir para sobrevivir Escribir para acariciar el amor Escribir para jugar a morir Escribir para vivir la muerte Escribir para cortar la herida Escribir para simplemente dejar de existir